El territorio que ocupaba Egipto
en la antigüedad estaba
constituido por una estrecha y larga franja correspondiente al valle del Rio Nilo, en el noreste de África. Este río nace en los lagos Victoria y Alberto y desemboca en forma de Delta en el mar Mediterráneo. Tan solo 60 kilómetros de ancho y 1200 kilómetros de
largo constituían este valle de tierras fértiles rodeado en gran parte por el Desierto del Sahara.